jueves, 23 de julio de 2009

No preguntarte me salva.
Si llegase a preguntar
antes de decir tu nada,
que claro estaria todo,
todo lo que ha acabado ya.
Seria camviar tus brazos,
tus auroras, indecisas
de hacia quien,
seria cambiar la duda
donde vives, donde vivo
como en un gran mundo a oscuras,
por una moneda fria y clara.
Tengo miedo de verte,
tengo ganas de hallarte,
urgencia de oirte,
temores de escucharte,
o sea
estoy jodida y radiante,
quizas mas lo primero
que lo segundo.
Ahora estoy en la cama,
estoy contenta.
Mañana quizas me levante,
me esperan plazas relucientes de claridad
y unas ballas con flores,
bajo el sol,
bajo la luna al atardecer;
y la chica del quiosco
con su melena ligera
y su sonrisa freca.
Si no logro levantarme
nadie aguardara
para ver todo lo bueno de mi vida:
mi muerte.
¿Qué te pasaría si un día o una noche te persiguiera un hijo de puta en tu solitud mas solitaria i te dijera: “Esta vida, tal y como la vives ahora y tal y como la has vivido, tendrás que vivirla aún una vez y otra y incontables veces. Y en ella no habrá nada nuevo, sino que cada sufrimiento, cada placer, cada pensamiento, cada suspiro, todo eso indeciblemente pequeño y grande de tu vida, ha de volver a sucederte, todo en el mismo orden y en la misma sucesión – a la misma vez también esta araña y este rayo de luz que aparece entre los árboles, también este instante y yo mismo. ¿el eterno reloj de arena de la existencia será girado siempre – como tu también a el, que eres una bola de polvo del polvo? - ¿No te tirarías al suelo crujiendo los dientes y maldecirías al hijo de puta que te hablara de esta manera? ¿O es que has experimentado alguna vez un momento inmenso tan intenso que valiera la pena de repetirse?
Maestro en el arte de la espera,
adueñado y sometido por mi odio;
cada paso es un nuevo episodio,
que me aproxima a la acción certera.
Permanezco tranquilo a tu vera,
se diría, soy tu ángel custodio;
mas pensar lo cercano del podio,
exalta mi sangre sobremanera.
Me revuelco entre mi propia ira,
y llego a llorar de satisfacción,
viéndome arrancarte la vida.
Destello de rabia en mi corazón:
lento estoque y obscena herida,
derrama tu suerte con mi punzón.

-Jaume d'urgell-
Tejen mis manos desoladas
ausencias profundas.
Las tiño de sombríos horizontes
y tristes atardeceres.
Ciega de vacíos ensordecedores
tejo lentamente,
punto a punto,
diseñando en cada uno
un recuerdo,
una palabra
un sordo suspiro.
En gris telaraña
se pega el olvido en su centro
el recuerdo acecha paciente
paralizando a su víctima.
Me bajé de su coche y cerré la puerta. Con un frío "nos vemos luego" terminó por cuarta vez lo que empezó una única vez, aquella noche de viernes cuando entre la oscuridad del cine decidí tomar su mano. ¿Cómo puede algo empezar una sola vez, pero terminar cuatro veces?Veinticuatro horas después de esta manifestación de tan redundante final, me siento en el banco frente la hierba humeda y bajo la luz del faro que ilumina el suelo. Me giro hacia atrás, veo a lo lejos el suelo oscuro, bañado de noche. Voy acercando mi vista, del horizonte a mis pies, y de repente me doy cuenta que el suelo está iluminado. Y puedo distinguir las líneas que bailan de un lado a otro, y se entrelazan y juegan, y se acercan paralelas, hasta casi hacerse una. Sí, la luz las cubre y cobran vida. Busco dónde nacieron, y no puedo encontrar esa frontera donde la sombra cede ante la luz. El inicio está difuso.La gente pasa y me ve, y piensa que estoy en la luz. Pero no es así. Justo antes de que las líneas lleguen a hacerse una, justo donde estoy parada hay una sombra, una sombra que yo misma cargo, que he venido arrastrando conmigo y a veces pareciera que nunca podré abandonar. Así, estoy postrada en la sombra, mientras me sigo preguntando cuándo empezó la luz, y por qué terminó de nuevo en sombra.Una ligera brisa acaricia mi rostro mientras observo la hierba bailando su verde coreografía. El olor a planta húmeda y viva llega hasta a mí al mismo tiempo que ese disco plateado tímidamente se asoma por un hueco entre las nubes. Y aprovechando la brisa que podrá servir de transporte a mis pensamientos, lanzo una pregunta al aire.¿Cuándo empezó todo?El frío metal del banco que me sostiene contesta que sí fue aquella noche en el cine.Las líneas juguetonas que ruedan en la hierba me observan y dicen que fue aquél desayuno que evitó que entráramos a clase.El foco blanco que me mira desde arriba, sin poder ver bien mi cara, insiste en que fueron aquellos encuentros casuales día tras día los que hicieron que algo pasara.La hierba que aún se adorna con gotas de la lluvia que ha terminado susurra que fue con aquella tarjeta que le mandé agradeciendo por... algo que no recuerdo ya.La luz de la lámpara lejana que sólo desafía a mis ojos sin atreverse a manchar mi cuerpo afirma que todo empezó con los grandes trazos de las letras "tqm" de aquella carta en la que me deseaba feliz cumpleaños y buena suerte en la obra de teatro.Y la Luna, abriéndose paso entre las nubes, se atreve a decir incluso que todo pudo haber empezado en aquél encuentro casual en el bus de regreso de la escuela.Tantas respuestas que provienen de bocas tan sabias, ojos que probablemente lo vieron todo manteniéndose en silencio, y que si no, hoy lo beben, beben esos recuerdos que caen al suelo en forma de lágrimas que inútilmente se intentan mezclar con los restos de lluvia que aún quedan, para tratar de pasar inadvertidas.Ante tan diversas respuestas a mis preguntas, me atrevo a inquirir una más.¿Por qué terminó?...La brisa ha dejado de soplar. La hierba deja de jugar. La luz se vuelve un pálido cono que cae muerto al suelo, junto a las líneas que han dejado de bailar, quedando inmovilizadas ya por el concreto gris.La respuesta no llega.En el camino a casa, me pongo a reflexionar sobre lo que han dicho tan versados testigos. Y no puedo distinguir si es que alguno de ellos realmente tiene la razón absoluta. Porque, así como la frontera de luz que me rodeaba nunca me quiso mostrar el punto de su verdadero comienzo, es verdad que lo que hoy me hace falta no puede ubicarse a partir de un solo evento. Y entonces el banco, las líneas, las lámparas, la hierba, todos tienen razón.Empezó muchas veces.Es por eso que debe terminar muchas veces más.
Hola soledad:
me gustaría saber como estas
dentro de mi alma no te puedo preguntar
hola soledad:
que se siente siendo un corazón frío y marchito?
te preguntaras porque te escribo,
solo quiero saber de ti mi buena amiga soledad...
seremos 2 o solo Uno?
como poder preguntarte si eres la parte negra en mi alma herida.
Hola soledad:
ojalá te encuentres bien
yo estoy feliz de que mi corazón no vuelva a latir.
Hola soledad:
en la eternidad tu y yo seremos la misma persona que aflora
millones de lamentos
de lágrimas y de sufrimiento.
Tengo una rabia perversa dormida en los labios,
una rabia que aún no ha eructado las sílabas de tu nombre,
una rabia con odio y con luto,
que va a destruirme a tiempo para salvarte.
Querer del mundo perder la memoria,
No recordar quien la guerra ha vencido,
Quien recoge el fruto de la victoria.
Es amargo triunfo para la historia
Pues los hombres mil guerras han vivido,
¿Quién tanta destrucción ha perseguido,
Quién reclama con tanta muerte gloria?
Como pago la víctima inocente,
La familia que pierde su morada,
El duelo reflejado en la frente.
Su carga ha de soportar la espada,
Responsable de quebrar el presenteP
or llevar el odio en la mirada.
¿Que me pasa?
Es algo que hierve de frío,
esa entraña negra de buitre rojo,
ese andar sin manos
y palmear sin pies.
El ponzoñoso sabor de tu plato preferido.
El balancín de muerte,
el devenir del día.
Atisbo locura.
Abismo,blancura.
Es el orador clavado a sus letras.
Es el enigma,
el perfume de lo inodoro,
el color del calor.
La rabia del demente,
la vida de la muerte.
El todo, la nada.
Es él, soy yo.
Una mujer, envuelta en su indumentaria y con el rostro cubierto con los mechones de pelo que revoleaban en torno suyo al fino soplo del viento, cruzaba con lentitud parsimoniosa por varias calles y plazas de la ciudad, unas noches por unas, y otras, por distintas; alzaba los brazos con desesperada angustia, los retorcía en el aire y lanzaba aquel trémulo grito que metía pavuras en todos los pechos. Ese tristísimo ¡ay! Levantábase ondulante y clamoroso en el silencio de la noche, y luego que se desvanecía con su cohorte de ecos lejanos, se volvían a alzar los gemidos en la quietud nocturna, y eran tales que desalentaban cualquier osadía.
Así, por una calle y luego por otra, rodeaba las plazas y plazuelas, explayando el raudal de sus gemidos; y, al final, iba a rematar con el grito más doliente, más cargado de aflicción, en la Plaza Mayor, toda en quietud y en sombras. Allí se arrodillaba esa mujer misteriosa, vuelta hacia el oriente; inclinábase como besando el suelo y lloraba con grandes ansias, poniendo su ignorado dolor en un alarido largo y penetrante; después se iba ya en silencio, despaciosamente, hasta que llegaba a casa, y en sus límites se perdía; deshacíase en el aire como una vaga niebla. Atravesaba, triste y doliente, por los campos solitarios; ante su presencia se espantaba el ganado, corría a la desbandada como si lo persiguiesen; a lo largo de los caminos llenos de luna, pasaba su grito; escuchábase su quejumbre lastimera entre el vasto rumor del mar de los árboles de los bosques; se la miraba cruzar, llena de desesperación, por la aridez de los cerros, la habían visto echada al pie de las cruces que se alzaban en las montañas y senderos; caminaba por veredas desviadas, y sentábase en una peña a sollozar; salía misteriosa de las grutas, de las cuevas en que vivían las feroces animalias del monte; caminaba lenta por las orillas de los ríos, sumando sus gemidos con el rumor sin fin de las aguas.
Un espacio te determina
en las regiones alternas,
no eres mi amada,
pues si lo has sido no sè
desde que conoci a la lluvia,
una primavera se aleja,
y cada vez paseo màs por la ciudad
y leo màs libros,
creo en madre coraje de estos dias,
en lo que jamàs veras sangrar,
pues no puedo ver tu actitud.
he llenado a mi alma con tantos silencios,
ahora me canso
he llegado a la piedra de un rostro,
su pensamiento,
su pensamiento abierto a mi palabra,
què poca vida corria,
nadie diria,
Alma,
todos estaban muertos.
Se perdió mi sonrisa,
también el ser, el existir.
Entre la oscuridad del vivir
solo me quedava morir.
Acojeme muerte,
pues no me queda vida,
ni tan siquiera suerte.
El orgullo se olvida.
Besame destino amargo,
dulce final
de mi sufrimiento
y de mi pensar.
Agudizase el dolor,
que me reste la nada
en vez del llanto
del que soy presa.
Quiereme muerte
como a nadie
quiereme muerte
como yo a ti.

miércoles, 8 de julio de 2009

Huye la luz, por la rendija de una pupila soñolienta.
Agua de sal escurre en las pestañas...
Abre la boca un pozo
para gritar la letra de una canción ya muerta.
Y quiero, entonces, dibujar un corazón de un trazo.
Y me lleno las manos de la aguada
que fluye sin parar de las entrañas...
Viscosa y roja, vermellón brillante,
coagulado dolor,aguda herida palpitante...
El lienzo es una piel...
Extraño lienzo para pintar un corazón agonizante...
Quiebra mis manos ya.
Rompe estos ojos que no dejan de llorarte
y apaga con un soplo la llama tenue que vibra temblorosa
convirtiendo el dolor en todo un arte.
Hojas secas pululan por mi calle
arrastrando pedazos de mis ansias...
Y quiero dibujarte así,
a la luz apagada de una estrella
en la sábana fría con que me envuelvo
y que manchan mis manos
pintando un corazón
con rojo sangre...

viernes, 3 de julio de 2009

¿Seré acaso yo alguien extrañamente alejada de la humanidad?Ver tantas parejas unirse y ser "tan felices", y a los pocos días tomar rumbos distintos como nada.¿Será costumbre o sólo conformismo, desapego o resignación?...Entonces observo la otra cara de la moneda, donde veo reflejado en el espejo de mi alma, y noto que todo es tan diferente.¿Será acaso que no lo he vivido, o será que cuando me toque seré igual a todos?¿Será entonces cuando descubriré que lo único que me diferencia de ellos es mi identidad y un par de rasgos que llevo en mis pellejos?Todavía no lo se, quizás deba esperar, o sólo imaginar lo que ha de venir si es que llegare a suceder.Pero, ¿Quién conocerá más bien nuestro destino que el lo ha escrito?A veces me desespero y creo que seré débil, muy débil, y quizás entonces me dirán "extraña" o sólo seré una conformista más del montón. Yo y mi interior sólo sabemos que ahí vive, ahí está ese sentimiento llamado amor, que no sabemos si es dicha o maldición, nada más sabemos que ahí está.Me parece difícil buscarlo y buscarlo tanto, para luego resignarnos como personas que no saben como luchar por el éxito y se rinden ante el primer desfallecimiento.