Hasta hoy
hasta aquí,
al borde de este instante saturado,
trazando una defensa de mi mismo
en el quicio indeleble
de un rumor agotado.
La nausea le dice a los sentidos
la revolución que no inicio.
Vértigo de desdichas
sublevando la sangre y la memoria.
Absurda resistencia:
Las vísceras firman el recibo
que el corazón silencia y veda.
Un vértice de luna
planea en un rincón la retaguardia
en una estrategia sin abrazos.
Llega la noche, me desviste
me insomnia, me nostalgia,
muerde mi voz
y duerme el sonido de las palabras.
Alguien reza…
y no se si soy yo
El rocío dibuja,
minucioso,
su litánico goteo
en la ventana.
Con violenta eficacia
estalla otra mañana.
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